martes, 23 de febrero de 2016

Acá adentro tampoco

los dedos caen por su propio peso en estas teclas
una foto rancia dice
pero calla
las posturas pesan
el cuerpo es derrumbe
duelen los ojos de ver sin encontrar
en la calle no hay sentidos
acá adentro tampoco
para qué compartir esta desgracia sin nombrarla
para que reproducir la mierda que se mama

Montaje sobre imágenes propias

Historias de rompientes

tenías que ser sirena
no parecías de este lado
tenías que ser la mujer
con que el mar
nos devolvía la vida de Alfonsina
sirena tenías que ser
no podías tener una vida de este lado
te seguí
iba inventándote una historia
entre anclas desprendidas
mientras buscaba
una escusa para hablarte
diste la vuelta
y tu mirada
insinuó cientos de mensajes embotellados
por hombres solitarios
esa mirada
de marea alta
contó historias de rompientes
de lunas vírgenes
y de soles muertos de sed
al fin
dijiste que era la primera vez que veías el mar
tuve que contarte de lunas vírgenes
y de soles muertos de sed
de mensajes embotellados
y de cómo algunos hombres
caminamos por la orilla del mar
en busca de las sirenas

silencio

la fundación de un espacio incalculable
una pausa donde suena la voz esencial
una hoja en blanco etéreo
el cauce de un mar de agua dulce
un pido gancho que se vuelve piedra libre

Balcón

el diafragma
entre las luces de la ciudad
y una película
una atalaya
entre miles de guerras
sin bando
ni estrategia
un vaso de aire
en las noches de calor
el filo del abismo
donde saltan las ideas
unas se caen
otras alzan vuelo
y se pierden
en la profundidad del mundo

Barro de cenizas

una chispa
crece de golpe
en el corazón de las sierras

esta noche
estos muertos
no aguantaron
el aliento que calcina

esta noche
los que esperan
una caricia helada que los empape
no lo saben
el fuego se impondrá sin amparos
sobre toda la sequía

en la mañana
la lluvia caerá
para hacer barro las cenizas



Se tensa

la ciudad se silencia
se tensa
y parece que ahí afuera
algo no se está agitando en vano
como si la calma
con rabia advirtiera
de la tormenta
del otro lado de las sierras
es un zumbido que se huele
que no alerta los oídos
que no se siente en la piel
que se estaquea en el pecho
y duele

la ciudad se silencia
se tensa
se raja
explota